El Colonialismo y Yo

Este artículo de blog ha sido escrito por Allie Olvera, una consultora de educación internacional que se especializa en usar el turismo como una herramienta para generar el cambio social. Ella está comprometida en desmantelar las estructuras de poder, activar la empatía y descolonizar las relaciones con el Hemisferio Sur.


He sido afortunada por haber dedicado mi carrera a liderar más de 40 programas inmersivos alrededor de 5 continentes y creo verdaderamente en el poder que tiene el intercambio intercultural para generar sociedades igualitarias e inclusivas. Human Connections y otras organizaciones enfocadas en la comunidad, comprometidas con el turismo responsable son recursos invaluables para apartarnos de los intercambios turísticos tradicionales enraizados en la explotación y acercarnos a intercambios en los que los socios locales tengan autonomía acerca de sus narrativas y fijen los términos de su participación. 

A pesar de que muchas veces hablamos acerca del colonialismo como si fuera una reliquia del pasado imperialista, las estructuras mundiales de poder creadas durante esta era de subyugación continúan moldeando nuestras relaciones con las naciones extranjeras así como las narrativas que contamos de ellas. ¿Quién puede hablar de complejidad y de distinciones? ¿A quién se le da el beneficio de la duda? ¿Quién fija los términos y a quién se le sirve? ¿A quién se le permite tener soberanía y en la política de quién debemos intervenir? No vivimos en un mundo con igualdad de oportunidades y estos contrastes se vuelven mayormente visibles cuando viajamos. 

Para la mayoría de los turistas que visitan México, que portan un pasaporte estadounidense, canadiense o europeo, su relación con el país es de fácil acceso. A ellos, se les entregará una visa de turista gratuita por 180 días en la frontera, al momento de su llegada; serán atendidos en inglés, a pesar de no ser un idioma oficial en México; y el valor de su moneda les permitirá adquirir comodidades y lujos inalcanzables para muchos ciudadanos mexicanos que trabajan en puestos similares. Los visitantes de los Estados Unidos podrían notar que pueden escuchar música y ver los canales de televisión de su país de origen fácilmente, que los mexicanos conocen acerca de su cultura y geografía, y en los días en que extrañen comodidades de su patria, pueden rápidamente conseguir comida y bebidas que les son familiares. 

Cuando observamos este turismo a la inversa, vemos que un ciudadano mexicano que desea viajar a los Estados Unidos para vacacionar o visitar a su familia, primero debe llenar una solicitud para obtener una visa, pagar una tarifa de $160 dólares por el trámite y presentarse personalmente en el Consulado de los Estados Unidos para que le hagan una entrevista. Estos pueden esperar ser cuestionados acerca de su propósito de viaje y proporcionar estados bancarios, comprobante de empleo o títulos de propiedad que indiquen su intención de regresar a México, (bajo la suposición de que preferirían permanecer en los Estados Unidos). Pocos países fuera de Europa pueden visitar los Estados Unidos sin tener una visa y Chile es el único país de Latinoamérica cuyos ciudadanos gozan de ese derecho. Las Estadísticas del Año Fiscal 2019 del Departamento de Estado de los E.E.U.U., muestran una tasa de rechazo a la solicitud de visa de turista de 26.66% para los ciudadanos mexicanos. 

Para aquellos a quienes concedieron entrada a los Estados Unidos, no encontrarán una nación en la cual su idioma natal sea fácilmente empleado, a pesar de la composición multicultural que existe en los E.E.U.U. Un turista de Bulgaria no podría esperar poder pedir un café en búlgaro de la misma manera en que un estadounidense en Sofía podría fácilmente hacerlo en su idioma. Para la gran mayoría de los turistas, la fortaleza del dólar estadounidense en relación a la divisa de su país de origen, les asegurará que tendrán que pagar una suma mucho mayor por los bienes y servicios que ahí adquieran. Muchos turistas que visitan los Estados Unidos notarán que los estadounidenses nunca han oído hablar de su país y no están familiarizados con su cultura. Peor aún, algunos estadounidenses podrían asociar sus países de origen con atrocidades, como por ejemplo saber de la existencia de Rwanda por el genocidio ocurrido en Rwanda. 

No creo que los viajeros que vienen del Hemisferio Norte ejerzan prácticas nocivas intencionalmente cuando viajan al extranjero, pero lo que sí creo es que hemos recibido toda una vida de mensajes estigmatizados acerca del Hemisferio Sur que influencian nuestras prácticas. Para muchos viajeros que van a México, se sienten atraídos por la rica historia del país, su biodiversidad, su oferta gastronómica y sus innumerables culturas. Aún así, interactúan con su gente de manera que refuerzan las jerarquías y dañan las comunidades que los albergan.

¿Cuáles son las maneras en que podríamos estar reforzando las estructuras coloniales de poder cuando viajamos?

  • Dar comida a los niños 

    • La mayoría de los padres, nunca incentivarían a sus hijos a que aceptaran comida de un extraño y les advertirían en contra de los ofrecimientos de dulces para mantenerlos a salvo. Fuera de la fecha de Halloween, que los adultos estén dando alimentos y dulces a los niños en las calles es prácticamente impensable, pero es una práctica que muchos turistas adoptan al viajar al Hemisferio Sur. ¿Por qué lo hacen? A los turistas en Alemania no se les vería entregando comida a los niños mientras esperan en la parada del autobús, mientras que los viajeros que van a países en vías de desarrollo frecuentemente incurren en esta práctica. ¿Qué narrativas escucharon para que actúen de esta manera? ¿Porqué tenemos diferentes estándares detrás de la forma en que nos relacionamos con algunos de los niños del extranjero que con otros?

  • Hacer voluntariado

    • Es indudablemente bueno querer contribuir con las comunidades que visitamos y sí creo que existen maneras responsables de hacerlo. Aunque muchos turistas aspiran dejar un impacto positivo en las regiones que visitan, la mayoría de los proveedores de “volunturismo” ofrecen oportunidades impertinentes respecto a la capacidad del voluntario; como tener a visitantes dando clases de inglés a pesar de no tener ninguna experiencia en las aulas, trabajar directamente con pacientes a pesar de no practicar medicina o construir una estructura sin tener experiencia en el área de construcción. ¿Por qué estamos cerrados en hacer este trabajo en el Hemisferio Sur, mientras que no incorporaríamos este tipo de actividades en nuestras vacaciones en el Hemisferio Norte? ¿Le gustaría que la educación de sus hijos fuera regularmente interrumpida por turistas con buenas intenciones pero no capacitados, que deseen contribuir a su educación? ¿Se sentiría usted cómoda si su siguiente cita ginecológica se llevara a cabo con un visitante con el cual usted no tiene ninguna relación, no habla su idioma y nunca estudió medicina? ¿Por qué vemos esta práctica de salud como apropiada para los residentes de los países en vías de desarrollo pero inaceptable en nuestras propias sociedades?

  • Tomar fotografías sin permiso

    • Tomar fotografías durante los viajes es una parte esperada de la experiencia, pero vale la pena considerar cuándo y a quién le tomamos fotografías. ¿Se sentiría cómodo/a, si un extraño comenzara a documentarlo/a a usted mientras está en el trabajo? ¿Cómo se sentiría si tuvieran una cámara filmando a su familia en su día a día? ¿Le parecería bien si los visitantes que van a su país se acercaran a sus hijos para tomarse selfies con ellos o los colocaran en sus perfiles en plataformas para conseguir pareja? Existe un tentador criterio ambiguo con la fotografía de los viajes, especialmente ya que los sujetos humanos son tan cautivadores, pero todos somos seres humanos con derecho a la privacidad y la consideración. Cuando tenga dudas, siempre puede preguntar. 

El hilo conductor que conecta muchas de las prácticas problemáticas en las que incurrimos con el Hemisferio Sur, es la idea de que sea lo que sea que tenemos para ofrecer, es una mejora comparado con lo que ya tienen. Este punto ha sido tan impulsado por los medios, la política y el etnocentrismo que la mayoría de nosotros no nos damos cuenta que lo fomentamos. El primer paso es reconocer que está presente y considerar los cientos de años de imperialismo que han nutrido su crecimiento.  No es poca cosa para digerir, pero podemos hacer cambios en el turismo de una manera que sea positiva para las comunidades que visitamos y se alinee con nuestros valores. 

¿Cuáles son los compromisos que podemos hacer para erradicar el legado del colonialismo dentro de nosotros? 

Aquí encontrará algunas ideas para saber por dónde comenzar:

  • Reflexione acerca de quién se beneficia de sus vacaciones

    • ¿Su visita al extranjero apoya a comunidades locales en su camino a la autodeterminación? Consuma de los proveedores locales. Hospédese en hoteles boutique locales u hospédese en la casa de alguna familia local, si es posible. Coma en establecimientos de propietarios locales o puestos de comida en lugar de cadenas de restaurantes. Compre a los artesanos y productores indígenas quienes conservan sus tradiciones culturales vivas en una era de producción masiva.  

  • Turismo basado en la comunidad

    • Las organizaciones como Human Connections vinculan a emprendedores locales con turistas internacionales a quienes se les da la oportunidad de aprender de su trabajo, celebrar sus tradiciones culturales e invertir en su comunidad. Esta relación de turismo, de baja escala, permite que haya confianza mutua entre las partes involucradas, negociar los términos y precios justos para los socios locales. 

  • Difundir la narrativa

    • Ninguna cultura es un monolito y el turismo nos brinda la increíble oportunidad de expandir nuestro aprecio por la diversidad humana y sus manifestaciones. Lingüistas estiman que el 50% de las aproximadamente 7,000 lenguas se extinguirán antes de que finalice este siglo. Busque oportunidades para interactuar con comunidades indígenas, escuche lenguas menos habladas, pruebe alimentos oriundos de la región y apoye la conservación cultural.

  • ¡Continúe este trabajo en casa!

    • La mejor parte del crecimiento personal es que puede hacerse desde cualquier lugar. Incorpórese a un club de libro en el que pueda leer un libro de un país diferente, cada mes. Compre productos de negocios que pertenezcan a inmigrantes en su comunidad. Estudie un idioma extranjero. Investigue cuál ha sido la participación de su país y cuál es actualmente respecto al Hemisferio Sur. Cuestione sus prejuicios y practique reconociendo el pensamiento que los alimenta.

Examinar lo que asumimos no suele ser una práctica cómoda pero es de suma importancia y posee un gran potencial para generar el cambio. ¡Gracias por empezar con nosotros!